Que viniste a decirme aquella tarde
en que apareció tu luminosa
figura y yo retrocedí cobarde,
más que tú sepultado en cada cosa?
Todavía tu luz desciende y arde
sobre mi corazón, grave y piadosa;
y desde aquella tarde -que Dios guarde-
han pasado cien años y una rosa.
Dije tu nombre y avancé a tu encuentro,
por saber, a través de tu destino,
si el cielo era así, visto por dentro.
Cuando una voz de acentos interiores
me dió la clave de tu amor divino:
Los muertos vienen a traernos flores.
de Horacio Rega Molina 1899-1957 Poeta Argentino
en que apareció tu luminosa
figura y yo retrocedí cobarde,
más que tú sepultado en cada cosa?
Todavía tu luz desciende y arde
sobre mi corazón, grave y piadosa;
y desde aquella tarde -que Dios guarde-
han pasado cien años y una rosa.
Dije tu nombre y avancé a tu encuentro,
por saber, a través de tu destino,
si el cielo era así, visto por dentro.
Cuando una voz de acentos interiores
me dió la clave de tu amor divino:
Los muertos vienen a traernos flores.
de Horacio Rega Molina 1899-1957 Poeta Argentino
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